Catapultadxs por un desalojo al que desobedecemos................................................................
.....................................................................................C.S.O.A.
La Fábrica de Sombreros.
La Fábrica de Sombreros.
...................Sevilla, sus calles y sus plazas, sus sombras claroscuras, sus tropecientas iglesias y cofradías selectas... y su gentrificación, porque aquí también somos modernxs, tenemos nuestrxs vecinxs expulsadxs de sus casas y barrios que se parecen cada vez más a un recorrido ordenado entre tiendas, terrazas de bares, restaurantes fashionguays, procesiones folk y consumidorxs de la ciudad museo. Sevilla tiene ese color especial, el que se deriva de la ausencia de ciertas gamas cromáticas y se reduce a una escala de grises -como el Metro-, a falta de espacios divergentes y antagonistas. Ay, pero eso no es todo, en Sevilla también tenemos nuestros Barrios en Lucha, nuestra asamblea La calle es de todxs, nuestras abuelas okupis de San Bernardo, nuestra trama de espacios okupados autogestionados... Mil enredos creciendo entre las grietas porque hay tanto que hacer frente a la falta y mala distribución de equipamientos públicos, la imposibilidad de acceder a una vivienda digna, el empeño en echar de las calles a quienes quieren usarlas para algo más que consumir; hay tanto que hacer para contener a lxs que especulan con la ciudad como furia desatada, una furia que cristalizamos en espacios deseados y creados por nosotrxs, lxs ciudadanxs, las personas que habitamos la verdadera ciudad de las personas.
...................Los espacios públicos son el campo de batalla, reclamados por la plebe para disfrute de todxs y topándose con la gestión de lxs que dicen ser sus dueñxs. De su lado, ese vigilar, ese control policial de lxs que apatrullan la ciudad. Del nuestro, una experiencia colectiva que demuestra que la autogestión funciona, y ese es el motivo por el que han desalojado el CSOA Fábrica de Sombreros. Porque lo público y lo común crean pavor cuando se materializan dentro del sistema de ladrillos, mafias y fuerzas de su seguridad. Tras varios años de vacío porque así lo quisieron lxs especuladorxs de turno (la inmobiliaria Grupo Tempa), la Fábrica de Sombreros llegó a ser un espacio publico porque así lo quisimos nosotrxs. La diferencia entre privado y público no está en quién firmó la hipoteca, sino en que se pueda hacer y vivir entre unxs pocxs o entre todxs. Ejemplificaba el derecho a la ciudad, el derecho a convivir juntxs y decidir juntxs acerca de cómo queremos hacer esos espacios públicos.
..................La Fábrica de Sombreros fue una línea de fuga: al fondo de un callejón, una gran puerta con una más pequeña abierta en su centro, luego la luz del patio, la gente, el hormiguero en movimiento, el enjambre de sonrisas y quehaceres. A pesar de ser efímera, fue y es un punto de no retorno, como todos los espacios autónomos. Seguiremos disfrutando creando situaciones, molestando a lxs que intentan quedarse con nuestra ciudad, habitando sus casas-palacios (Centro Vecinal Pumarejo), sus equipamientos abandonados (CSOA Sin Nombre), sus parques (Huerto del Rey Moro), sus valles y sus ríos (próximamente). Porque 1984 es la fecha que todxs llevamos tatuada en el culo, pero en la Fábrica de Sombreros nos hicimos otro tatuaje: un camello, nuestro animal de poder.
Pronto volverá a mostrarnos otros caminos posibles y las procesiones andergraun desatarán hordas de okupas felices.
...........................La Fábrica de Sombreros es un colectivo de chicxs con más inquietudes de las esperadas, de gente con musho arte, que un buen día decidió ocupar unas infraestructuras abandonadas hace tiempo por las autoridades pertinentes, como son las viejas instalaciones de la fábrica de sombreros de la sevillana calle Heliotropo, para dotarlas de vida. Un mal día fueron desalojados por el afán especulador. Sigue sus andanzas en....
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...................Los espacios públicos son el campo de batalla, reclamados por la plebe para disfrute de todxs y topándose con la gestión de lxs que dicen ser sus dueñxs. De su lado, ese vigilar, ese control policial de lxs que apatrullan la ciudad. Del nuestro, una experiencia colectiva que demuestra que la autogestión funciona, y ese es el motivo por el que han desalojado el CSOA Fábrica de Sombreros. Porque lo público y lo común crean pavor cuando se materializan dentro del sistema de ladrillos, mafias y fuerzas de su seguridad. Tras varios años de vacío porque así lo quisieron lxs especuladorxs de turno (la inmobiliaria Grupo Tempa), la Fábrica de Sombreros llegó a ser un espacio publico porque así lo quisimos nosotrxs. La diferencia entre privado y público no está en quién firmó la hipoteca, sino en que se pueda hacer y vivir entre unxs pocxs o entre todxs. Ejemplificaba el derecho a la ciudad, el derecho a convivir juntxs y decidir juntxs acerca de cómo queremos hacer esos espacios públicos.
..................La Fábrica de Sombreros fue una línea de fuga: al fondo de un callejón, una gran puerta con una más pequeña abierta en su centro, luego la luz del patio, la gente, el hormiguero en movimiento, el enjambre de sonrisas y quehaceres. A pesar de ser efímera, fue y es un punto de no retorno, como todos los espacios autónomos. Seguiremos disfrutando creando situaciones, molestando a lxs que intentan quedarse con nuestra ciudad, habitando sus casas-palacios (Centro Vecinal Pumarejo), sus equipamientos abandonados (CSOA Sin Nombre), sus parques (Huerto del Rey Moro), sus valles y sus ríos (próximamente). Porque 1984 es la fecha que todxs llevamos tatuada en el culo, pero en la Fábrica de Sombreros nos hicimos otro tatuaje: un camello, nuestro animal de poder.
Pronto volverá a mostrarnos otros caminos posibles y las procesiones andergraun desatarán hordas de okupas felices.
...........................La Fábrica de Sombreros es un colectivo de chicxs con más inquietudes de las esperadas, de gente con musho arte, que un buen día decidió ocupar unas infraestructuras abandonadas hace tiempo por las autoridades pertinentes, como son las viejas instalaciones de la fábrica de sombreros de la sevillana calle Heliotropo, para dotarlas de vida. Un mal día fueron desalojados por el afán especulador. Sigue sus andanzas en....
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