Ralóv es… ¡Volar al revés! (Art Vandelay Teatro.09)
Mientras te acomodas, en la sala suenan los Beatles y en el escenario solo dos sillas; una blanca, la otra negra ¿El ying y el yang? ¿Dos mitades de un todo? Se apaga la luz y al encenderse ya no hay sillas pero en su lugar, esas dos mitades hechas carne, dos actores que se complementan: Juan Carlos Valladares y Daniel García, (este último, también escritor y director, el cuál parece haber encontrado en su colega la pieza que encaja en el puzle de su locura).
¿La obra? Una sucesión de gags que enlazan unos con otros, con los Beatles como única banda sonora, ¿Sólo cómo banda sonora? Quizás sería mejor considerar la música como un personaje más, no solo sirve para enlazar escenas sino que es también protagonista en algunas de ellas.
¿Los gags o escenas? Absurdos, hilarantes y recurrentes. Conectan unos con otros y todos con todos, lo que dota de unidad a la obra. Desde el principio hasta el final es todo distinto pero todo es lo mismo.
¿El humor? Para quienes les gusta el absurdo. Para quienes recuerdan a Groucho Marx. Para quienes recuerdan los orígenes de Martes y 13 o Faemino y Cansado. Para quienes siguen Machachada nui y también para todos aquellos que tienen una mente abierta y dispuesta a conectar lo inconexo. Pero sobre todo, para todos los que quieran pasar un buen rato. Para todos los que crean que una hora cabe en un minuto porque, sí, la obra dura una hora pero te acaba pareciendo un minuto.
¿Los actores? Los que consiguen que la obra sea lo que es. Los que llevan el peso de las risas de los espectadores. Son solo dos personas que durante un rato llenan un escenario bueno ¿Dos? Dos personas y multitud de personajes.
¿El director y escritor? Un perfeccionista al más puro estilo de Woody Allen que con su obsesión por lo perfecto, por el trabajo sin descanso y con su visión particular consigue lo que quiere del público, lo que quiere de la obra y lo que quiere de su actor y compañero, que todos disfrutemos, que pasemos un buen rato y risas… muchas risas.
La próxima… en junio.
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1 comentarios:
martes, 14 de julio de 2009, 16:40:00 CEST
He visto la obra, y también he observado y oído las caras y las risas de aquellos, que acompañaban a los que nos hacían sentir realmente sumergidos en un vuelo rápido y fugaz.Rápido, porque no notabas que el tiempo pasaba.Fugaz, por lo bueno de algunas sensaciones que a veces te saben a poco.
Cargada de una palabra intensa y un gesto sin pausa, resulta muy original y divertida.
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