Al despertar la vio dormida a su lado. Esperó, lánguido, a que abriera los ojos, mientras con sus dedos dibujaba una y otra vez la silueta desnuda de ella sobre las sábanas. Cada mañana amanecía con el deseo loco de tenerla a su lado. Dulce y suave...
Al despedirse, se besaron en la boca.
por Isak Af.
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